Mario Pajoni. Ese gran amigo del hombre (calamar)

Uno de los pocos jugadores que han jugado toda la vida en el club fue un singular personaje del fútbol argentino. Mario Pajoni, mediocampista izquierdo que jugara en los comienzos del fútbol profesional en la argentina (desde 1932 a 1939) con 219 presencias y un gol.

Dicen los que lo vieron jugar, que no era muy ducho con el balón, pero conociendo
sus limitaciones (¡ay! si tan solo dejaran el facebook y leyeran esto nuestros “canteranos”) sabia resolver las jugadas en el momento justo. Formó uno de los mediocampos más recordados de la historia, junto a Spitale y Esperón.

Nacido en Junín, vivió durante mucho tiempo en la casa de la familia de Luis Ferrario, aquel back derecho histórico que compartiera equipo con nuestro amigo (la morada se situaba a dos cuadras de Manuela Pedraza). El vínculo se hizo tan fuerte, que una cuñada de Ferrario fue su madrina.

La identificación con Platense llegó a tal punto que fue odiado en su ciudad, especialmente cuando se enfrentaban con Sarmiento (dios, si estas leyendo, no nos hagas volver a la ciudad de los “tiraviento” ¿si?).

Quizá su momento más feliz en Platense lo vivió cuando convirtió su único gol, un importante empate contra el famoso Estudiantes de Zozaya y Scopelli. Ya en su retiro, terminó su carrera de Médico Pediatra y siguió yendo a Manuela Pedraza y Crámer a ver al equipo y reencontrarse con viejos amigos.

Siguió ligado al fútbol también como árbitro, ya que en 1944 y frente a una huelga de hombres de negro, salto a la cancha a dirigir. La particularidad fue que los partidos ¡los arbitraba con los anteojos puestos!

Mario Pajoni, valuarte calamar, amante de los niños y árbitro con anteojos.
Un personaje muy Undertense. Post By Pesca